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el cráneo y sus partes
Este hueso está ampliamente separado del paraesfenoides (Figs. 1, 2a, 3b). Dorsalmente se articulan con los frontales y medialmente con el vómer (Figs. 1, 2a, 3a, 3b). Está formada por la AAO y ambas AAA, es decir un total de 3 articulaciones integradas funcionalmente. La AAO se genera entre la AO de C2 y una carilla articular pequeña ubicada en la cara posterior del arco anterior de C1. El compartimiento articular se completa por detrás por el ligamento transverso , queluego revisaremos (►Fig. 5).
Se piensan sacras aquellas vértebras fusionadas entre sí que pueden o no estar articuladas con el inominado y que tienen apófisis espinosas. El ejemplar descrito presenta seis vértebras sagradas; con salvedad de la primera, cuyo cuerpo vertebral está separado del siguiente, todas están fusionadas, y las suturas entre ellas son prácticamente indistinguibles. La primera guarda las cigoapófisis precedentes y posteriores, la segunda solo las siguientes. Estas 2 vértebras son las más anchas y junto con una parte de la tercera, articulan con el inominado.
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El primero es alargado y se dispone anteroposteriormente; su extremo proximal se alarga posterad en un tubérculo que forma el talón y del cual parte el calcar, una proyección cartilaginosa parcialmente corta. En el extremo previo dorsal el calcáneo se ensancha, formando un triángulo con una depresión longitudinal en la parte media y tubérculos en sus tres vértices. Su parte medial articula con el astrágalo y la distal con el cuboides.
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Todos y cada uno de los huesos infraorbitales presentaron textura lisa y asociado a cada uno de ellos están los canales del sistema laterosensorial, empezando con el infraorbital 1 y finalizando en el 6, el cual se comunica con el canal del pterótico y del de adelante (Fig. 1). El rinoesfenoides solo se observó en tres ejemplares; tiene forma rectangular o irregular y se localiza entre los etmoides laterales (Figs. 1, 2a). Los basioccipitales de la misma los exoccipitales son muy complejos debido a que presentan una parte anterior globosa y otra laminar de textura y bordes llanos, que en su grupo forman la base posterior del cráneo (Figs. 2a, 3a). El trauma cervical es frecuente en la práctica clínica y las lesiones que implican al raquis cervical prominente o sub-occipital, pueden poner en una situación comprometedora campos del neuroeje cuya lesión determina una elevada morbi-mortalidad. La UCC está formada con un grupo de articulaciones y tendones que aseguran la estabilidad del cráneo y al tiempo una esencial movilidad. Esta peculiaridad radica sobre todo en ligamentos cuya disposición 3D es compleja pero que tienen la posibilidad de visualizarse con excelente aspecto en estudios de RM. Es fundamental un sólido conocimiento de la anatomía normal de la UCC, sobre todo de los distintos tendones, de manera tal de poder analizar de manera correcta los estudios de imagen de empleo corriente y de este modo realizar un exacto diagnóstico en pacientes con trauma.
el cráneo y sus partes
La tróclea está bien desarrollada en su parte distal, el capítulo es ancho y redondeado; el epicóndilo del costado es corto y robusto, con un proceso anterolateral bien desarrollado y una cavidad anterior junto a la que se aloja un par de sesamoideos. En la parte dorsal del capítulo, en la unión epífisis-diáfisis, está una depresión elipsoidal; otra depresión, precisamente circular, se localiza en la parte dorsal del epicóndilo lateral. En el lado medial del capítulo se levanta una cresta muy corta, apenas visible, orientada en forma dorsoventral. El esqueleto postcraneal del ejemplar CLG252 consta de 267 elementos óseos . En la muestra el número cambia de 267 a 271 como consecuencia de varias combinaciones probables; el grupo más habitual es 267 , que se muestra en 42 de los 60 ejemplares revisados.
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La primera torácica es tan ancha y deprimida como la séptima cervical, las siguientes 2 se vuelven paulativamente más estrechas y altas; la manera se mantiene a partir de la tercera. Presentan dos crestas dorsales que se conservan aproximadamente paralelas hasta la décima; en las últimas 2 se unen para conformar solo una cresta más ancha y alta (apófisis espinosa) que termina en 2 espinas posteriores muy cortas. Fasciatus sensu Mejía–Mójica & Díaz–Pardo , pero con la descripción del cráneo disponible hasta el momento es imposible efectuar mayores inferencias. Los ectopterigoides también son triangulares, pero el ápice del triángulo se encuentra hacia la parte posterior. Se localizan junto a los mesopterigoides y son de igual tamaño o sutilmente mucho más cortos que los mesopterigoides, y con la textura y espesor afines a los precedentes (Fig. 4a). Los retroarticulares son triangulares, de tamaño igual o ligeramente mucho más pequeño que el cartílago coromeckeliano (Figs. 1, 4a, 4f). Los antorbitales se localizan en situación ventro–posterior respecto a cada orificio nasal.
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Se articulan previamente con los hiomandibulares a través de un cóndilo y ventralmente con los subopérculares (Figs. 1, 4a). Los 2 cartílagos coronomeckelianos son pequeños y ovales, con una área externa lisa. Se localizan a lo largo de la cara medial del anguloarticular, uno a cada lado (Fig. 4g). Los nasales son tubulares y llanos, sutilmente curvos, se localizan en posición anterolateral respecto al cráneo cubriendo una parte de la cavidad nasal. El canal sensorial asociado a cada uno de estos huesos se continúa con el de los frontales (Fig. 1).